Te animo a que leas muy despacio, sin prejuicios, lo que nos cuenta Jesucristo la PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO (LUCAS 15,11-32). Tus talentos no son tu inteligencia, tu posición, tu dinero, tu prestigio, logros empresariales. Tus talentos son lo que te viene dado al nacer: ¿cómo los utilizas? ¿qué haces con los sentidos:? ¿en qué empleas la vista? ¿el gusto el tacto? ¿el oido el olfato? El hijo de lo que nos cuenta el Señor, Jesús, los emplea mal. ¿Ya no hay nada que hacer por haber sido tan malo? Dios nos dice que pidiendo perdón, arrepintiéndote de lo malo de tu vida: habrá aquí «paz, y después gloria»; porque Dios se «derrite» ante un pecador arrepentido. ¡¡VUELVE A LA CASA DEL PADRE!!
Sacerdote Evaristo De Vicente.